15 de diciembre de 2008

Voluntad de Hombre, Gloria de Dios

Comentario Bíblico Juan 1:6-14

Juan el Bautista vino a dar testimonio de Jesús.
Nada revela con mayor plenitud las tinieblas de la mente de los hombres que cuando apareció la Luz y hubo necesidad de un testigo para llamar la atención a ella.

Cristo era la Luz verdadera; esa gran Luz que merece ser llamada así. Por su Espíritu y gracia ilumina a todos los que están iluminados para salvación; y los que no están iluminados por Él, perecen en las tinieblas.

Cristo estuvo en el mundo cuando asumió nuestra naturaleza y habitó entre nosotros.

El Hijo del Altísimo estuvo aquí en este mundo inferior. Estuvo en el mundo, pero no era del mundo.
Vino a salvar a un mundo perdido, porque era un mundo de Su propia hechura.

Sin embargo, el mundo no le conoció.

Cuando venga como Juez, el mundo le conocerá.

Muchos dicen que son de Cristo, aunque no lo reciben porque no dejan sus pecados ni permiten que Él reine sobre ellos.

Todos los hijos de Dios son nacidos de nuevo. Este nuevo nacimiento es por medio de la palabra de Dios,
1 Pedro 1:23, Y por el Espíritu de Dios en cuanto a Autor.

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
1 Pedro 1:23

Por su presencia divina Cristo siempre estuvo en el mundo, pero, ahora que iba a llegar el cumplimiento del tiempo, Él fue, de otra manera, Dios manifestado en la carne.

Obsérvese, no obstante, los rayos de su gloria divina que perforaron este velo de carne.

Aunque tuvo en la forma de siervo, en cuanto a las circunstancias externas, respecto de la gracia su forma fue la del Hijo de Dios cuya gloria divina se revela en la santidad de su doctrina y en sus milagros.

Fue lleno de gracia, completamente aceptable a su Padre, por tanto, apto para interceder por nosotros; y lleno de verdad, plenamente consciente de las cosas que iba a revelar.

Juan 1:10-14
(10) En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. (11) A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. (12) Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (13) los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. (14) Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.


Bibliografía:
Comentario Bíblico Matthew Henry
Santa Biblia Reina Valera 1960

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